Cuando estaba en la escuela, creía que sabía todo sobre temas relacionados con la sexualidad, pero después de la primera formación de Si Mujer me di cuenta de que en realidad la información que tenía era muy poca. Siempre he sido una persona a la que los demás se sienten cómodos haciéndole preguntas, pero me di cuenta de que no siempre tenía las respuestas correctas.
En primer lugar, no sabía nada sobre el aborto en Colombia y mucho menos sobre el aborto en el mundo. Cuando llegué a los talleres de Si Mujer y me encontré con este tema, me sorprendí cuando me dijeron que el aborto fue despenalizado en 2006 bajo tres causales. Al principio me dije: «Bueno, ¿por qué debería importarme el aborto si soy un hombre? No tiene nada que ver conmigo, no voy a quedar embarazado». Pero luego nos dijeron: «Mira cómo te toca, mira a tu alrededor, mira a la gente que vive cerca de ti, mira a tu familia». Y pensé que si mi madre hubiera estado informada sobre esto, tal vez podría haber seguido con sus planes de vida antes de que yo llegara.
En mi comunidad, sé que hay muchas personas que han interrumpido sus embarazos, pero no sé si lo hicieron en el sector salud o si lo hicieron en casa.
En donde yo vivo, los jóvenes no conocen estos temas, no se los han enseñado en la escuela. Una de las actividades que realizamos como jóvenes líderes es pedir a otros jóvenes que escriban la primera palabra que les viene a la mente cuando decimos la palabra aborto. Empiezan a surgir palabras como «muerte, asesinato, violencia», así que trabajamos a partir de eso y reflexionamos de dónde vienen esas ideas para poder mostrar que no es así.
Por eso creo que esto es importante, necesito conocer estos temas pero también sensibilizar y enseñar estos temas a otras personas. Y lo más importante para mí no es sólo conocer los derechos, sino aprender a empoderarme para poder reclamarlos. Es muy importante vincular estos temas con lo más esencial que es la empatía. Por eso, cuando doy una charla sobre salud sexual y reproductiva, siempre hablo de cómo le afecta a uno, de por qué debería importarnos.
Antes de empezar con Si Mujer, no podía hablar en público, me resultaba difícil andar por la calle con la cabeza en alto, siempre andaba con la cabeza baja. Ahora me expreso mucho más fácilmente porque no tengo miedo de lo que siento. Hablo mucho de empoderamiento porque eso es lo que me ayudó a quererme como soy. Si no fuera por este proyecto, no lo hubiera vivido.
Todavía nos queda mucho camino por recorrer, pero espero que el aborto se despenalice completamente en Colombia para que las mujeres puedan decidir y tener mayor autonomía sobre sus vidas y sobre lo que esperan de sí mismas.
Quiero a mi madre y ella está muy orgullosa de mí, pero un día estábamos en el río y ella rechazaba el tema del aborto. Así que tuvimos una charla sobre cómo utilizar la empatía para hablar del aborto con los jóvenes. Desde muy joven, mi madre me decía: «Yo quería ser modelo, pero te tuve a ti». Pude hablar con mi madre y decirle: «Mamá, si hubieras tenido la oportunidad, este sueño tuyo podría haberse cumplido». Fue una conversación muy bonita y al final me dijo «Tienes razón, y viéndolo como lo acabas de presentar, y como está actualmente en la legislación colombiana, lo apoyo». En ese momento me sentí la persona más orgullosa. Es algo que siempre llevaré conmigo, haber escuchado a mi madre compartir esas palabras de apoyo.