Soy Vanesa, tengo 21 años y trabajo en REDMYH como defensora, acompañando a mujeres que interrumpen su embarazo.
Desde muy joven me interesé por las cuestiones feministas. Empecé a asistir a talleres cuando tenía 11 o 12 años y, poco a poco, me fui involucrando en cursos sobre prevención de ITS, embarazos no deseados, menstruación y temas similares. En los últimos tres años, más o menos, me interesé más por el aborto.
Ya sabía lo que era el aborto, pero no me atrevía a ofrecer apoyo porque me parecía algo muy intenso emocionalmente. No me sentí preparada hasta hace aproximadamente un año y medio, cuando decidí acompañar a alguien. La primera vez que apoyé a alguien en su aborto fue a una amiga de la prepa. Al principio, mi hermana la acompañaba, pero ella me dijo que se sentía más cómoda conmigo y me pidió que la apoyara. Le dije: «Bueno, tengo la información y todo lo necesario, así que si quieres y te sientes más cómoda conmigo, hagámoslo».
Los jóvenes tenemos derecho a tomar decisiones sobre nuestro cuerpo.
Tenemos derecho a reconocer que en algún momento puede que no estemos preparados para ser madres. Que nadie debe imponernos esta decisión, sino que debemos tomarla cuando queramos, cuando estemos preparadas.
Campeche, donde vivo, es un lugar muy conservador. Algunas personas de mi familia saben del trabajo que hago, pero no es algo de lo que se hable aquí. Pero no me importa ser la oveja negra de la familia, lo voy a hacer de todos modos.
Muchos de mis compañeros de clase me conocen por el trabajo que hago, y eso es genial en algunos aspectos, pero a veces me preocupa la posible reacción negativa de los maestros. Sin embargo, sinceramente, el hecho de que me vigilen me motiva a seguir haciendo mi trabajo y me enorgullece de lo que hago.
Estoy orgullosa de la red de apoyo que hemos creado.
Cuando empezamos la red de acompañantes para abortos en la península, solo éramos unas pocas, pero poco a poco otras chicas empezaron a involucrarse y a interesarse por estos temas.
Y ver que ahora somos una gran red de mujeres de varios estados de la península me motiva y me enorgullece. Somos bastantes y, si alguien tiene alguna pregunta, acude a nosotras o nos la hace en los chats grupales, y nosotras estamos ahí para hablar y dar nuestra opinión. Si alguien se siente mal por haber pasado por un proceso con alguien que le ha agotado emocionalmente, también sabe que puede acudir a nosotras.
Y algo que siempre me motiva es la gratitud de las chicas a las que acompañamos. Recientemente, una chica me dijo: «Muchas gracias, no sabes cuánto has cambiado mi vida». Cuando leí eso, me emocioné tanto que lloré un poco, porque es un reconocimiento muy importante de nuestro trabajo. Y gran parte del trabajo que hacemos es el de atrás. Llevamos un control de los horarios, un grupo de nosotras nos levantamos a las tres de la mañana para ver cómo están las demás.
Así que cuando la gente me da las gracias por ayudarla, es muy significativo para mí e incluso me emociono al hablar de ello.
Queremos apoyar a las personas en un lugar donde se sientan seguras.
La primera pregunta que siempre hago a las personas a las que acompaño es: «¿Tienes un lugar donde te sientas cómoda para pasar por el proceso?».
Nunca he estado allí en persona para acompañarlas. Siempre estoy al teléfono o lo hacemos en línea, pero durante estas llamadas siempre compruebo que estén en un lugar seguro y cómodo y que se sientan tranquilas.
Siempre les digo en la primera sesión que mi objetivo es que se sientan seguras y salgan de aquí sin dudas, porque eso también les ayuda a pasar por el proceso de una manera más tranquila.
De todas las chicas a las que he acompañado, casi siempre al principio llegan con miedo y preocupación por ser juzgadas. Por eso siempre les recalcamos que no estamos aquí para juzgarlas, que es su decisión, que lo que quieran hacer está bien. Hay chicas que, en algún momento, dicen que no quieren continuar con el proceso, y les decimos que está bien, que no pasa nada.
Entrevista con Vanesa Rodríguez Casanova, defensora de REDMYH, organización asociada a SAAF en México.




